Escrito para el suplemento
"Tentaciones" de El País el 5 de
diciembre del 2000
See you soon, Julito!
Como se fue Risi, hace cuatro años apenas, nos dejó
Julián Infante, pedazo grande de la historia del 'rock and roll'.
Fue más que un Rolling Stone. Pero hubiera sido peligroso decírselo en vida,
entre otras cosas porque te hubiera pedido prestados mil duros.
Calavera entre los calaveras, vivía peligrosamente según los dictados
más puros del rock.
Fundador del primer gran grupo de 'rock and roll' y del último, tal vez
fue un músico poco valorado, incluso por él mismo. Excesivo tanto en el
drama como en la risa, quizá pecó de modesto como potencia
rockera y musical. Entre los vicios y las aventuras, navegó buscando a la ballena
blanca hasta el final, aunque en los últimos años estuvo aislado
del mundo en su piso de Maravillas.
Se fue una auténtica leyenda musical, porque sabía, quería y podía.
Aunque en el caso de Julito la autodestrucción y la fuerza indestructible
caminaban juntas. Era el típico duro-tierno que escupe la cerveza
popular marcando propiedad de la bebida. Casi tuerto, se desayunaba con
'sol y sombra' todos los días.
Ya en la primera gira con Los Rodríguez en Galicia se lastimó una mano en
circunstancias probables y en Granada tuvo que ser suplantado (su lugar rockerísimo)
por Guille Martín, un compañero de tragos y bebida que llora ahora
la transición de Julián Infante, así como deben estar dedicándole lagrimones
Manolo Uvi, Ariel Rot, sus hermanos Rodríguez y todos los vecinos de Malasaña.
Ayer me enteré que Julito ya no estaba entre nosotros y quise mirar algún filme del
grupo y aplaudir las apariciones de Infante, siempre duro y encantador.
En realidad, pasé gran parte de la noche viendo nuestras cintas en la
carretera y en el escenario, que no hubieran sido iguales, ni mucho menos,
sin este gran ex superviviente que nos acaba de abandonar.
Tus compañeros de ruta y tus compañeros de tragos, todos los técnicos y tu
público, los músicos y los que pasaron por allí, tus hijos y tu nieto ya te
están echando de menos, querido abuelo Julián Infante Martín Nieto.
Rey de los calaveras y heredero de las formas verídicas del rock de Marshall y Fender.
Julito: estás dejando un espacio vacío para siempre, pedazo de mito viviente, ahora leyenda
eterna del 'rock and roll' en éste y en cualquier otro idioma.
Espérame en el cielo.